Última actualización 09/11/2013
Mucho se ha escrito acerca del polémico rechazo a la elección de la foto de Daniel Ochoa de Olza, galardonada con el segundo premio en la categoría de Observed Portraits en el World Pres Photo 2013, como imagen del cartel anunciador de la exposición en su visita a Barcelona el próximo mes. Sin embargo, no por ello, y consciente de que hay opiniones con mucho mayor peso que la que yo pueda dar (recomiendo la Carta a Daniel Ochoa de Olza), me resisto a dejar constancia de mi sentir, y con ello apoyar la iniciativa #fotosincensura.
Cabe destacar que, tal y como se puede ver en el comunicado de su página web, la organización Photographic Social Vision (organizadora de la muestra en Barcelona) aclaró la elección de esta imagen como central de la campaña “por su gran calidad, capacidad expresiva y valor fotoperiodístico” y en ella encuentran valores que “lejos de ser una apología de la tauromaquia es un retrato de un ser humano que mira al futuro, dispuesto a luchar”.
Según han informado los medios, el Ayuntamiento de Barcelona niega la existencia de un veto, simplemente querían escoger aquella foto “que más se avenga con los valores de ‘Barcelona Inspira’”. Es vox pópuli que en muchos países extranjeros se conoce España por la sevillana y el torero y siendo Barcelona una ciudad “antitaurina”, más el pulso que mantiene el actual Govern con el Gobierno de España para realizar la consulta por la independencia de Catalunya, me atrevo a asegurar, aun a riesgo de equivocarme, que no se han hecho públicos los motivos reales.
Es por ello que el fotoperiodista Pedro Armestre, tal y como se cuenta en este artículo de elPeriódico.com, inició lo que luego se convirtió en un movimiento por las redes sociales bajo el hashtag #fotosincensura, consistente en fotografiarse “a lo Padilla”. Desde las primeras horas muchos compañeros se adhierieron a la campaña, y yo no quería ser menos.
¿Por qué? Porque uno de los interrogantes que con los años he conseguido ir teniendo claro cual sería mi respuesta, siempre ha sido qué hacer cuando tenga un encargo para fotografiar algo con lo que éticamente no esté de acuerdo. La respuesta es clara, busco (y como yo, cualquier fotoperiodista) ser un simple narrador de una historia, contar lo que pasa, intentando introducir el menor sesgo posible a las fotografías, y por lo tanto, fotografiar uno u otro tema, no debe considerarse como una apología del mismo.
Es, tal vez, esa cuestión, que la formación y la experiencia han conseguido resolver en mi caso, la que asalta al espectador o a los encargados de tomar la desición en el caso de la foto de Daniel Ochoa de Olza, por ello no puedo dejar de alzar la voz y reclamar #FOTOSINCENSURA.