La semana pasada os trasladaba las impresiones sobre la charla de Fran Pallero (no soy el único, mi compañero de clase Arun Chulani también lo hace en su blog Entre cortados), y os comentaba que, por falta de tiempo, quedaron interesantes temas por tocar. Gracias a la voluntad de Fran, una semana después, en el mismo emplazamiento y ante el mismo auditorio, tuvo su continuación.
He de confesar que, en mi caso particular, pude compartir tertulia fotográfica previa en compañía del propio Fran, Andrés Gutiérrez, Sheila Torres y Jonathan González; donde la emisión de las deliberaciones de los POYLatam ocuparon buena parte de la conversación.
Centrándome de nuevo en la charla, Pallero resaltó la delgada línea que representa el equilibrio de la balanza compasión vs. ambición personal; recomendando evitar caer en lo que en términos de Bauman se denomina como adiaforización, y que ejemplificó con la frase: “no es ético, pero da pasta”.
Siguió su ponencia haciendo alusión al sistema de selección de fotografías de Joe Elbert (editor de fotografía del Washington Post durante 20 años hasta que en 2007 decidió volver a las calles como fotógrafo), quien divide las mismas en cuatro categorías: informativas, estéticas, emotivas e íntimas. Éstas irían de menor a mayor relevancia, quedando casi descartadas para su publicación las dos primeras.
Además planteó unas recomendaciones a la hora de elegir si publicar una foto o no, sugiriendo hacernos primero la pregunta de si transgrediendo la intimidad de un determinado individuo ¿consigo algo para el bien común? Recomendó huír de los criterios de masas o caer en el amarillismo, sosteniendo que en su labor profesional ha habido veces en la que su ética le ha llevado a pixelar caras, pues éstas no aportaban datos de interés y denigraban a los individuos retratados al tratarse de personas que esperaban en cola para recibir alimentos.
También compartió sus consejos a la hora de fotografiar situaciones donde la tensión es palpable, como en una manifestación, donde el simple hecho de ir cargado con el equipo ya te hace ser identificado como fotógrafo, pero la actitud debe refrendarlo en tanto en cuanto no puedes andar de “compadreo” con ningún conocido -sea éste manifestante o integrante de los Cuerpos de Seguridad del Estado-. Otras situaciones pueden conllevar otro tipo de tensiones o incluso riesgo para la integridad física, en cuyo caso lo mejor es que te identifiquen como reportero gráfico, actuar con sentido común y ante todo, no caer en la tentación de hacer las tomas desde un coche con un teleobjetivo, pues es una conducta que se interpreta como policíaca.
Para finalizar este post sobre la charla, añadir que Pallero mostró casos concretos como ejemplo de manipulación fotográfica frente a porcesos de revelado para despejar ciertas dudas sobre el uso del Photoshop en fotoperidismo, y quedarme con una frase que no por tenerla clara, hay que dejar de repetírsela uno mismo cada mañana: “el papel de una foto es estimular la voluntad humana de cambio”.